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El capitalismo
Algunas definiciones serian:
Es un régimen económico en el cual la titularidad de los medios de producción es privada, entendiéndose por esto su construcción sobre un régimen de bienes de capital industrial basado en la propiedad privada.
Es la estructura económica en la cual los medios de producción operan principalmente en función del beneficio y en la que los intereses directivos se racionalizan empresarialmente en función de la inversión de capital y hacia la consecuente competencia por los mercados de consumo y trabajo asalariado.
Es el orden económico en el cual predomina el capital sobre el trabajo como elemento de producción y creación de riqueza, sea que dicho fenómeno se considere como causa o como consecuencia del control sobre los medios de producción por parte de quienes poseen el primer factor.
Tanto los mercaderes como el comercio existen desde que existe la civilización, pero el capitalismo como sistema económico, en teoría, no apareció hasta el siglo XVI en Inglaterra sustituyendo al feudalismo. Según Adam Smith, los seres humanos siempre han tenido una fuerte tendencia a «realizar trueques, cambios e intercambios de unas cosas por otras». De esta forma al capitalismo, al igual que al dinero y la economía de mercado, se le atribuye un origen espontáneo o natural dentro de la edad moderna.[1]
Este impulso natural hacia el comercio y el intercambio fue acentuado y fomentado por las Cruzadas que se organizaron en Europa occidental desde el siglo XI hasta el siglo XIII. Las grandes travesías y expediciones de los siglos XV y XVI reforzaron estas tendencias y fomentaron el comercio, sobre todo tras el descubrimiento del Nuevo Mundo y la entrada en Europa de ingentes cantidades de metales preciosos provenientes de aquellas tierras. El orden económico resultante de estos acontecimientos fue un sistema en el que predominaba lo comercial o mercantil, es decir, cuyo objetivo principal consistía en intercambiar bienes y no en producirlos. La importancia de la producción no se hizo patente hasta la Revolución industrial que tuvo lugar en el siglo XIX.
Hace mil años, en el occidente de Europa, se inicia una lentísima recuperación económica y cultural. A partir de las pequeñas comunidades aldeanas aisladas de las épocas más obscuras de la edad media, empiezan a recomponerse diminutos y débiles imperios. Aquitania, Bretaña, Inglaterra, Borgoña, Sajonia, Bohemia... no son sino sociedades de muy bajo nivel de desarrollo cultural y económico si las comparamos con los imperios asiáticos de su tiempo. Las pésimas comunicaciones fluviales y terrestres prolongan durante siglos el lento proceso de aglutinamiento y reconstrucción del acervo cultural.
En gran parte su desarrollo se debe a las aportaciones culturales del exterior. Algunos libros romanos y griegos son recuperados a partir de las versiones árabes. Del lejano imperio Chino empiezan a llegar nuevas técnicas productivas textiles y gráficas.
Una de esas técnicas importadas de China, la impresión mecánica sobre papel con tipografía móvil, adaptada y popularizada por Gutemberg, tiene unas consecuencias sociales y económicas revolucionarias. El abaratamiento de los libros por la imprenta y el papel permite la transmisión y acumulación de conocimientos de forma masiva. Hasta entonces tenía muy poco sentido aprender a leer y escribir cuando poseer un libro era un lujo accesible a muy pocos. Sólo los clérigos, una clase burocrática que se reproduce a sí misma, tenía acceso a grandes bibliotecas y son contratados por los gobiernos para actuar como secretarios, cronistas o contables. A partir de Gutemberg empieza a ser útil al ciudadano común aprender a leer.
El que los pequeños comerciantes y artesanos tengan acceso a un medio barato de transmisión de informaciones es un fenómeno completamente nuevo sin parangón en la historia universal. Es coherente que esa nueva posibilidad de comunicación y acumulación de conocimientos conduzca a un sistema
económico completamente nuevo y diferente de los anteriores. Un gran número de ciudadanos particulares pueden acumular conocimientos y aplicarlos a sus actividades empresariales. Es lo que Karl Marx llamó la burguesía, una nueva clase social culta, no sacerdotal, no aristocrática, sino procedente de los pequeños artesanos y comerciantes. Una clase innovadora que aplica sus conocimientos al desarrollo de nuevas técnicas y métodos de producción.
En el siglo XIX, como consecuencia del desarrollo de nuevos métodos de comunicación y transporte los cambios empiezan a acelerarse aún más. La máquina de vapor se aplica a los ferrocarriles y a los buques. Con el siguiente siglo llegan los automóviles y los aviones. Bell pone en marcha el teléfono. Marconi, la radio. Los imperios europeos pueden recibir informaciones y enviar tropas rápidamente a cualquier parte del mundo. El nuevo sistema económico se expande e impone en todo el globo
Algunas definiciones serian:
Es un régimen económico en el cual la titularidad de los medios de producción es privada, entendiéndose por esto su construcción sobre un régimen de bienes de capital industrial basado en la propiedad privada.
Es la estructura económica en la cual los medios de producción operan principalmente en función del beneficio y en la que los intereses directivos se racionalizan empresarialmente en función de la inversión de capital y hacia la consecuente competencia por los mercados de consumo y trabajo asalariado.
Es el orden económico en el cual predomina el capital sobre el trabajo como elemento de producción y creación de riqueza, sea que dicho fenómeno se considere como causa o como consecuencia del control sobre los medios de producción por parte de quienes poseen el primer factor.
Tanto los mercaderes como el comercio existen desde que existe la civilización, pero el capitalismo como sistema económico, en teoría, no apareció hasta el siglo XVI en Inglaterra sustituyendo al feudalismo. Según Adam Smith, los seres humanos siempre han tenido una fuerte tendencia a «realizar trueques, cambios e intercambios de unas cosas por otras». De esta forma al capitalismo, al igual que al dinero y la economía de mercado, se le atribuye un origen espontáneo o natural dentro de la edad moderna.[1]
Este impulso natural hacia el comercio y el intercambio fue acentuado y fomentado por las Cruzadas que se organizaron en Europa occidental desde el siglo XI hasta el siglo XIII. Las grandes travesías y expediciones de los siglos XV y XVI reforzaron estas tendencias y fomentaron el comercio, sobre todo tras el descubrimiento del Nuevo Mundo y la entrada en Europa de ingentes cantidades de metales preciosos provenientes de aquellas tierras. El orden económico resultante de estos acontecimientos fue un sistema en el que predominaba lo comercial o mercantil, es decir, cuyo objetivo principal consistía en intercambiar bienes y no en producirlos. La importancia de la producción no se hizo patente hasta la Revolución industrial que tuvo lugar en el siglo XIX.
Hace mil años, en el occidente de Europa, se inicia una lentísima recuperación económica y cultural. A partir de las pequeñas comunidades aldeanas aisladas de las épocas más obscuras de la edad media, empiezan a recomponerse diminutos y débiles imperios. Aquitania, Bretaña, Inglaterra, Borgoña, Sajonia, Bohemia... no son sino sociedades de muy bajo nivel de desarrollo cultural y económico si las comparamos con los imperios asiáticos de su tiempo. Las pésimas comunicaciones fluviales y terrestres prolongan durante siglos el lento proceso de aglutinamiento y reconstrucción del acervo cultural.
En gran parte su desarrollo se debe a las aportaciones culturales del exterior. Algunos libros romanos y griegos son recuperados a partir de las versiones árabes. Del lejano imperio Chino empiezan a llegar nuevas técnicas productivas textiles y gráficas.
Una de esas técnicas importadas de China, la impresión mecánica sobre papel con tipografía móvil, adaptada y popularizada por Gutemberg, tiene unas consecuencias sociales y económicas revolucionarias. El abaratamiento de los libros por la imprenta y el papel permite la transmisión y acumulación de conocimientos de forma masiva. Hasta entonces tenía muy poco sentido aprender a leer y escribir cuando poseer un libro era un lujo accesible a muy pocos. Sólo los clérigos, una clase burocrática que se reproduce a sí misma, tenía acceso a grandes bibliotecas y son contratados por los gobiernos para actuar como secretarios, cronistas o contables. A partir de Gutemberg empieza a ser útil al ciudadano común aprender a leer.
El que los pequeños comerciantes y artesanos tengan acceso a un medio barato de transmisión de informaciones es un fenómeno completamente nuevo sin parangón en la historia universal. Es coherente que esa nueva posibilidad de comunicación y acumulación de conocimientos conduzca a un sistema
económico completamente nuevo y diferente de los anteriores. Un gran número de ciudadanos particulares pueden acumular conocimientos y aplicarlos a sus actividades empresariales. Es lo que Karl Marx llamó la burguesía, una nueva clase social culta, no sacerdotal, no aristocrática, sino procedente de los pequeños artesanos y comerciantes. Una clase innovadora que aplica sus conocimientos al desarrollo de nuevas técnicas y métodos de producción.
En el siglo XIX, como consecuencia del desarrollo de nuevos métodos de comunicación y transporte los cambios empiezan a acelerarse aún más. La máquina de vapor se aplica a los ferrocarriles y a los buques. Con el siguiente siglo llegan los automóviles y los aviones. Bell pone en marcha el teléfono. Marconi, la radio. Los imperios europeos pueden recibir informaciones y enviar tropas rápidamente a cualquier parte del mundo. El nuevo sistema económico se expande e impone en todo el globo
pues a mi manera
ResponderEliminarde ver bien hecho
un poco largo
pero con información
interesante.
=)
PD. te faltaron etiquetas
estoy de acuerdo con jorge, creo que es un poco largo, y creo que lo pudiste haber resumido un poco mas para que hubiera tenido una gran presentacion.
ResponderEliminarcreo que es muy buena la informacion
ResponderEliminarpero te falto etiquetarlas.